Quisiera que nos tomáramos un minuto de silencio por todos esos audífonos que ya no están con nosotros. Ya sea que se perdieron en nuestros bolsillos, fueron destripados en un intento de desenredarlos o simplemente cometieron suicidio técnico al estar cansados de escuchar la misma música una y otra vez (El segmento de suicidio es más alto en los audífonos expuestos a música como el reggaetón y la electrónica). Dediquemos este minuto para recordar todas esas veces que nos acompañaron en largos viajes en micros amarillas, Transantiago y metro a ver a nuestros/as pololos/as, aquellas veces que nos ayudaron a escapar de algún celular parlante y sobre todo, cuando nos dieron una manito luego de algún quiebre de pareja.

Port todo esto te pedimos, Sagrado Optimus Prime, que los acojas en el cielo de chatarra y que les des su merecido descanso.

 

¡Bendito sean!