top of page

El trago y sus consecuencias

 

              Que lance la primera piedra quien NUNCA se ha mandado un cagazo curao. Cri cri!

              ¿Si al mundo vino y no toma vino, para qué vino? Esta frase es aplicable a todos los tragos; si el ron, vodka, whisky, y todos los combinados imaginables posibles tienen su qué-sé-yo. Sobre todo en ciertos rangos etarios. Lo feo del alcohol’s viene cuando una “no almorzó”, el “pebre le hizo mal”, te “agarró la corriente de aire” o “mezclaste distintos bebestibles”.

              A veces uno cambia su personalidad y empieza a dar jugo a quienes no están tan felices y contentos, nacen los busca mocha “querí que te pegue”, los sensibles “yo la quería”, los bff “erís mi mejor amigo wn oh”, los sin miedo “si hacer flexiones en el balcón no es peligroso”, los filósofos “trabajar para vivir o vivir para trabajar”, los ninjas “no si estoy bien (paff al suelo)”… A esto se suma que a medida que las horas pasan y los bebestibles van disminuyendo, todos los objetos quebrables pasan miedo. Vasos, botellas, floreros, celulares, anteojos, ceniceros, mesas de centro, ventanales… sí, porque no falta el weón ebrio que no cachó que la ventana estaba cerrada y atraviesa con marco y vidrios. ¡Ay Señor Jesú! Llévatelo esta noche.

              Y aunque todos sabemos que tomar mucho mucho hace mal, lo seguimos haciendo, total la tradicional caña de alcohol no es tan mala como la indeseable caña moral (me han contado). Porque hay ocasiones en que una media o entera curá, cae en las redes de quien aunque fuera el último hombre de la tierra, jamás hubieras pensado en tener algo. ¿Por qué? Por caliente. El trago en este caso te hace ver (o imaginar) lo hermoso que es el ser que está frente a ti y que tú nunca habías notado. Ya sea, amigo, vecino, hermano de amiga, profe ayudante, compañero de u, amigo de amigo, amigo de ex, ex de la amiga, ex propio, etc.

¿Y una qué hace al otro día? Se hace la weona, total, si te pillan en un momento de debilidad no cuenta, ¿o sí?

 

bottom of page