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Forever Guatona

Yo, al igual que muchos de ustedes (o no?), tengo la manía de mirarme al espejo al salir de la ducha.  Me fijo siempre que todo esté en orden, que no haya aparecido nada extraño o monstruoso –ha pasado, no entraré en detalles- y contemplo cómo el tiempo hace su trabajo. Últimamente me tiene bajoneada el hecho de que toda mi bestialidad interna se me esté notando en el cuerpo. Y no sé si mis bestias internas son tigres o cebras, pero alguna hueá con rayas es, sin duda.  

 

  • Amiga, no sé que hacer, estoy llena de estrías.

  • Oaaayy pero hueona, cuando tuve a mi hijo, yo también me llené… típico que te pasa cuando bajai mucho de peso también.

Ya, pero voh tuviste HIJOS. Yo no tengo ni pololo y estoy igual de guatona fea que siempre. Típico que alguien te pregunta “qué te pasó ahí?” y uno prefiere decir que tuvo apendicitis a admitir que estai llena de estrías que parecen marcas de ruedas de camión. 

Este pequeño evento me hizo pensar en que puta que ODIO esos pequeños defectos físicos que te echan el ego por el piso. La panza, la incipiente calvicie en el caso de los hombres; la guata, la celulitis, los brazos de murciélago, las arrugas, las estrías, los granos, la nariz, las orejas… y hasta el dedo chico del pie porque parece chicle mascao y es cero sensualidad, en el caso de las mujeres.

 

Partamos por el hecho de que las mujeres somos un millón de veces más fijonas de los defectos físicos, tanto en nosotras como en el resto. Me atrevería a decir también que somos las mujeres los que les enseñamos a los hombres a fijarse en hueás a través de comentarios como “oye, estai más gordito” o “podríai peinarte pal lado…”, un poco encubriendo nuestras propias inseguridades.

La ciencia encontró la forma perfecta de lucrar con esta debilidad femenina, haciendo una cantidad de pócimas y brebajes para hacernos flacas, potonas, tetonas, olorosas y “bellas”.  Es cosa de ver un ratito no más los comerciales del Mega y el CHV con sus hueás de Genoma Lab, entre el Siluet 40, el Asepxia, el cicatricure –gentilmente respaldado por la Jueza, una hueona sin NI UN  conocimiento sobre dermatología… OAAYY que confiable hueón, deme mil- y cuanta otra hueá existe, prometiéndote arreglarte el caracho y todo eso que cada vez que te lo recuerdan, te sentís como la Paty Maldonado.

 

La otra hueá que me enferma es cuando gente que no tiene x defecto y se queja como si lo tuviera. Por ejemplo, tu amiga flaca, flaca como palo, se queja frente al espejo porque se siente gorda. Como comprobación de su teoría, se agarra una porción de pellejo y te lo muestra. Tú la miras, sentada como la morsa que eres y le preguntas si acaso está hablando en serio. Qué hueá te pasa, hueón.

¿Y a usted? ¿Qué es lo que más le acompleja de su cuerpo? Y lo más importante, ¿qué hace con ello? ¿deja que sea SU problema o que sea un problema del resto?

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