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Harry Culiao

 

    Esta es la historia de una muñeca de porcelana que pasaba metiéndose en atados porque le encantaba sacarse la chucha y andarse fisurando el cuerpo delicado que escondía detrás de muchas capas de ropa a prueba de balas marca ACME. La muñeca tenía un amigo, por ponerle un nombre original, Harry Grillo; quien era el encargado de actuar como su conciencia y aconsejarla cuando la cagaba. La muñeca tenía la cabeza hueca, por lo que las palabras de Harry Grillo entraban haciendo eco en el vacío y salían de ella sin producir mayores cambios. Sin embargo, la muñeca movía la cabeza de arriba abajo fingiendo acatar las instrucciones de su amigo para no cagarla de nuevo y terminar quebrándose como siempre.

 

Un día murió y fin.

    Todos tenemos –y si no, búsquese uno con urgencia- un amigo que te conoce más que la chucha, que te lee la mente y te previene de mandarte cagazos antes de que las cosas ocurren. Si hablo de él en este #JuevesOdiar es porque #ODIO que el conchesumadre siempre tenga razón y entienda mejor que yo las hueás que me pasan por la cabeza. A veces siento que no tengo privacidad, me mira y ya sabe lo que pienso y si pensaba en cosas coshinas seguro ya se dio cuenta pero prefirió hacerse el hueón o cuando algo me molesta ya lo sabe de antemano por la forma en la que dejé los cigarros sobre la mesa. ¿Qué chucha, cómo hace eso? Exceso de empatía, capacidad de observación, buena memoria, magia negra, vudú; todas las anteriores… no sé.

 

   Puta que lo quiero, pero se me revienta la barrita de poder de odio cuando él levanta las cejas y con una mirada triunfal y opcionalmente el índice levantado hacia mí, dice su implacable “yo te dije” cuando me lamento por haberme metido en alguna huea que no debía, cosa que últimamente ocurre muy a menudo. Efectivo como un Lysoform, el 99.9% de las veces tiene razón.

 

    En general, soy una persona muy poco conectada con sus emociones, de esas que esperan a que la copa se rebalse para vaciarla; por lo que tener un Harry Grillo como el del cuento me ha servido caleta, pero me carga cuando sale con sus cagás de tedije: “Tedije que esto era así”, “Tedije que así no era”, “Tedije que eso no se hace”, “Tedije que después ibai a andar llorando”, en fin; me cargan porque cuando tiene razón, tengo que reconocerlo y por lo tanto, perder. Y me carga perder. Más encima, de alguna forma, cuando tengo que darle la razón, no pierdo tanto contra él, sino que contra mí misma, por hueona, por no ver lo evidente y que sale directamente del nivel de mi consciencia. Tanto es mi nivel de #odio de perder contra él –y ya lo dije, también contra mí- que a veces prefiero mentirle pa tratar de salir digna, pero como ya se sabe, es imposible mentirle a la consciencia.

 

    Si bien tú y yo tenemos la misma edad cuando sea grande quiero ser como tú y tener la madurez pa’ hacer las cosas bien, pero mientras tanto me queda puro hacerte un altar de chicles Helga Pataki style y pedirte que, aunque patelee y te saque la chucha -perdón- nunca dejes de decirme la verdad; porque si bien las verdades duelen, son las únicas que nos libran. (Oaaayy me puse delas poetas aver tegusto siono) <3

 

    Dejando de lado todo lo que es el amorsh, más de alguna vez he sentido que soy amiga/enemiga de alguien. No sé si solo soy yo y mi transtorno de personalidad (léase "mi odio") o si en verdad es algo más real de lo que imagino. Por ejemplo, tienes un amigo de es un ser despreciable, lo detestas, conoces todos sus defectos y te trata como el hoyo... pero no tienes dudas de que es tu amigo, tienen mil historias juntos y siguen carreteando desde hace chorromil años. ¿Rara la hueá? No sé, yo tengo un par de esos especímenes en mi repertorio y solo puedo pensar que es porque en la variedad está el gusto (?)

 

    Siempre cierro los #JuevesOdiar con una pregunta y esta no será la excepción: ¿Tiene usted su propio Pepe Grillo? ¿Y una relación amor-odio con algún amigo? Pa no sentirme sola en el sentimiento, digo yo. 

 

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