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La primera vez en una Dick Party.

La primera vez… para que contar la primera vez, esa cuando me desfloraron a la luz de las velas con una romántica música de fondo, miles de pétalos de flores y corazones ((yaaaa! seguro)). Esa primera vez ya está trillada, sobrevalorada y, a mi parecer, fome contarla y recontarla. Mejor les hablare de la primera vez en una despedida de soltera.

 

Todo comenzó con una llamada a las 8 de la mañana, día sábado. Hola, ¿cómo estás? Me caso en dos semanas. AYUDAAAAAAA! En ese momento solo pensaba: ¿Quién mierda me llama un sábado a las 8 de la mañana? Cuando logre saber quién estaba al otro lado del teléfono entendí todo: amiga decente (fue lo que me hizo no cortarle para volver a dormir), y en su momento casi cuñada (upsi!!!).

 

Bueno con todos estos argumentos encima no me quedo otra que vestirme y tomar rumbo a su casa. Comenzamos a organizar el matrimonio a la velocidad de la luz: locación, comida, invitados, música, copete (lo más importante en un magno evento). Con mi vasta experiencia en matrimonios y mis estudios en la universidad de las  organizadoras de eventos, nada podría salir mal. Aun que todo iba de maravilla para el poco tiempo que teníamos, había algo que no estaba en mis planes, mi vasta experiencia era una mentira, claramente. Eso era LA DESPEDIDA DE SOLTERA, que ritual más escandalosamente inapropiado, burda ¿? No lo sé, no tengo un adjetivo que le dé al clavo, veré si encuentro preciso más adelante.

Debo dar las gracias por no haber sido la encargada de organizarla. Por lo mismo creo que  estaba expectante por lo que podría pasar. Ya me habían contado un par de experiencias un tanto bizarras, algo así como un vedetto tomando en brazos a la madrina y susurrándole cosas coshinas al oído o unos intentos de vedettos desnudos, si, bien desnudos, sin nada de ropa con muchas señoras cincuentonas intentando agarrarles la wuarifaifa. Nada que quisiera vivir en mi primera vez en una despedida.

Un tanto inquieta llegué al evento. Como era tan temprano me dediqué a ayudar con los tragos. Todo bien hasta que me pidieron que ayudara con la decoración… decoración!!! Aun no sé si eso era decoración: una infinidad de penes, serpentinas de penes, gorros de pene, servilletas con penes, todo era pene, no sabía si estaba en la fiesta de un pene famoso o una despedida de soltera. Aunque ahora que lo pienso es la despedida de los penes, despedida de todos los penes que no hayan firmado aquel contrato nupcial. Adiós múltiples penes que abundan en el mundo y hola al único pene que deberá amar y respetar en la salud y la enfermedad y blablá hasta que la infidelidad de los penes los separe.

Al  asegurarme que estaba en la despedida de soltera de mi amiga, y no en el homenaje de un gran pene con estrella en el paseo de la fama. Junto a la madrina logramos decorar la casa antes de que llegaran las invitadas, ¬¬ a mi parecer un montón de mujeres con fiebre uterina, que apenas pisaban la casa decían: a qué hora llegan los vedettos? Solo podía pensar: si vienen un gigoló, vedetto o desnudista me esconderé, no porque le tema a los penes, sino que ver como esas mujeres iban a manosear aquellos penes públicos (porque es cierto esos penes ya tienen calle, son del pueblo) no iba a ser lindo.

Bueno lo que paso fue lo siguiente. Jamás llego el pene público, solo bebimos y bebimos, escuche mil confidencias de las mujeres casadas, cosas como: ya no me toca, el me depila ahí abajo, tiene una amante… maaal! Y a cambio de un baile chulongo de un hombre aceitado vimos un video del novio hablando de lo feliz que sería al casarse y lo mucho q amaba a la novia y lo fiel que sería el resto de la vida… yiiiiiiiiiiiiiia, le creeremos.

En resumidas cuentas fue una muy mala primera vez que no deseo repetir, así que a mis amigas q están a un paso de casarse: no se les ocurra invitarme a su despedida de soltera a menos que el vedetto sea algo así como Ryan Gosling, Josh Duhamel o Johnny Depp.

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