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La Prohibida (Buaaa)

 

Ok, los efectos especiales fantasmagóricos no son muy buenos.

 

     Cuando Diosito le dio las tablilas con los diez mandamientos a Moisés, debió prever que sus humanas creaciones eran imperfectas y que si les decía que NO debían hacer algo, ellos iban y lo hacían. Eso lo sabe cualquier padre, es una hueá básica de la crianza de pergenios el saber la importancia y el doble filo de la psicología inversa. 

 

     Y porque soy humana como todos ustedes, los que leen -no incluidos delfines y reptilianos, por supuesto- es que Cada vez que se prohibe, cada vez que se imponen límites, me siento tentada a vulnerarlos. 

 

     ¿Cómo decirle que no a ese heladito que rompe la dieta? ¿A pisar el cemento fresco e inmortalizar tus patas en la vereda por varias generaciones? ¿A andar en pelota por la casa? ¿A pellizcarle la uva al verdulero? (Uy) En fin, hay millones de tareas que se hacen placenteras solo por el santo hecho de que están prohibidas. Cuando eramos chicos, salir sin permiso, fumar, tomar en los carretes y hacer todo lo que los viejos decían que estaba mal era tremendamente polento y te validabai frente a los demás haciendo puras hueás de las que ahora te acordai y pensai que son puras tonteras de cabro shigo, pero que en ese tiempo, eran el traspaso de cualquier frontera de autoridad y te convertían en un rebelde sin causa.

 

    Cuando era chica, mi mamá me decía: "No te tiñai el pelo, te lo vas a echar a perder"; hoy una colección de fotos de perfil con más colores que el orgullo gay le ha llevado la contra por más de diez años. Al descubrir que no podría impedir que me hiciera mierda el cuero cabelludo, me dijo: "No te pongas nunca piercings, porque dejan marcas definitivas en la piel y se ve super feo"; quizás unos pocos días después apenas, llegué con el labio perforado, según yo, a lo Chester Bennington (vocalista de Linkin Park). Mi mamá se tiraba de la abundante cabellera y me dijo: "Ya, pero no te vayas a tatuar, que esa hueá la hacen las presas". Adivinen qué pasó. 

 

    Mamita: ojalá hayas aprendido conmigo que impedir no ayuda mucho que digamos a evitar que caiga en ciertas conductas que sé que odias, no repitas la historia ocn mi hermano chico, que ahí tienes una segunda oportunidad. Los mismo pa todas las mamacitas around the world: mientras más prohibido, más delicioso.

 

     Cambiando un poco de ejemplos y precisamente a propósito de cosas deliciosas, no se puede negar que las fantasías más prohibidas son finalmente las más ricas. Como esa fantasía de la mamá/papá de tu amigo o la de hacer cosillas cochinas en lugares públicos. Se supone que está mal, pero pensar en ellas (dicen) a veces te despierta el morbo y el fuego a niveles insospechados. Igual el porno, hueá terrible tabú, terrible prohibida, pero que es deleite de cientos de miles de personas en el más secreto silencio. Demás que tu mamá, tu abuelita o tu compañera de pega ve porno con dinosaurios y ni siquiera lo sospechas, con su cara de tierna jamás te la imaginariai en esas, pero... al final, el Tatita Dios se equivocó, hay pocas cosas que están realmente prohibidas, como no disfrutar de estos días de lluvia o evitar responder al abrazo sincero de un amigo, pa esas cosas si que hay que ser maricón. Para todas las demás, existe mastercard. 

 

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