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Tenís que ir: Mercado Silvestre

Pezcado frito y Poroto Negro tenían ganas de tomar café. Como andaban cerca de Mercado Silvestre, decidieron pasar a cachar que onda y les enamoraron hasta las patas. Los dueños, Pamela y Gabriel, las atendieron como las lleinas que son.

Acá la conversación posterior que las iluminó en el camino de la bondad del café. Actualmente tienen gozo en sus almas.

¿Cómo nace el proyecto de esta cafetería?

P: Los dos siempre tuvimos la idea de tener algo propio, una cafetería. Siempre nos gustó el tema relacionado con la atención, tener un local pero que fuera también algo diferente a lo que ya había. Queríamos algo más íntimo, con buena calidad, productos bien chilenos, ocupar materiales nobles. Hicimos un viaje a principio de año, volvimos y salió el local. Lo encontramos y dijimos: “ya, démosle” y empezamos al tiro.

G: Pamela y yo salimos siempre a tomar café y comer pastelitos y siempre es lo mismo: uno va a un lugar y te cobran tres o cuatro lucas por un pastel puesto sin ningún amor. Nosotros queríamos entregar ese cariñito que se puede dar, siempre con las ganas de hacer una cafetería. Hasta que un día Pame encontró este lugar, hablamos con el banco dijimos: “ya, ¿qué hacemos”. Nos demoramos como dos meses en armar todo esta cuestión aunque es chiquitito. Yo hice todos los muebles, por eso nos demoramos un poquito. Hicimos también cursos de barismo pa empezar a armar esto.

P: Claro la idea es como sacar un buen café también, entonces trabajamos con café siempre fresco de Barista Club. Igual como ahora están como full moda las cafeterías de especialidad, entonces…

G: Claro pero nosotros también tenemos ese miedo porque no somos cafetería de especialidad. Pero sí queremos entregar un buen café. Tampoco tenemos tanto dinero pa tener un gran barista y tampoco el lugar te empieza a dar, cachai?, ahora de a poquito y con mucha recomendación ha empezado a llegar gente. Porque les gusta el café, se sirve bien. Pero no es esa persona que viene así como: ah, no hiciste la florcita en el café, esto está mal. Entonces nos da miedo un poco tener esa cafetería de especialidad. Estamos al lado del mercado, una zona que es la zona más barata de Providencia, en un lugar súper tranquilo pero que hay oficinas, hay viviendas y hay turistas. Por eso nos gustó el lugar y decidimos estar por acá.

 

G: Hemos tenido que jugar con los precios tratando de que todo esto siga a delante y por eso también tanta media, porque hemos cachado que varios lugares han ganado muchos puestos por poner todos los días algo en Instagram, por ejemplo. Nosotros según lo que nos guste vamos a ir haciendo eso, cachai.

P: Vienen ene chiquillos pa acá. Está el tema del Starbucks que había uno ahí al frente, ahora vienen pa acá que les queda más cerca. Entonces también estamos haciendo promociones pa ellos, cachai? Tampoco cobramos precios exorbitantes, creo que estamos dentro de un precio razonable, entonces cualquiera tiene acceso a comprar un buen café.

G: Claro y aquí la lucha es que quede como cafetería pero el sector es súper almuerzo

P: Nos obliga un poco a vender menú. Nosotros no queríamos entrar mucho en el tema almuerzos pero nos hemos visto un poco obligados a eso. Y aquí no había nada y ahora abrimos nosotros y otras dos cafeterías más allá. Igual hemos tenido gente que viene todos los días, que ya son clientes. Un caballero viene todas las mañanas a comprar su café, entonces ya sabemos que para él es sin lactosa ya conocemos los gustos de la gente, ya sabemos quién toma descremada y quién no. Nos obligaron del principio a comprar leche sin lactosa y descremada, porque teníamos solo leche normal. Ahora hay mucha gente vegana entonces tener opción del almuerzos veganos, pastelería para diabéticos.

G: Estamos empezando a ver la idea de los sándwich como tendencia cafetería australiana. El café rico más estas tostadas grandes con palta, con semillas, con huevo…

P: el sábado queremos empezar a hacer brunch. Entonces los sábados abrimos de 9 a 5 y los domingos cerramos, pa descansar un día.

(Siempre es necesario, jajaja) ¿Y hasta que hora atienden?

P: En la semana hasta las 8, pero llega gente a ultima hora y al final nos terminamos yendo a las 9.30. Como somos los dueños no cerramos al tiro porque nos da lata, entonces nos quedamos un ratito más y la gente se queda conversando. Vienen los chiquillos de la biblioteca que cierra a las 12, entonces dijeron que esto era como un oasis, que estaba todo cerrado y venían pa acá y lo encontraban abierto.

 

¿Cómo se sintieron cuando esto ya empezó a hacerse realidad?

P: Yo estaba full nerviosa. Primero porque pasaba el tiempo y no abríamos nunca. Nos empezamos a demorar, que nos entrampamos en los detalles entonces ya estábamos un poco estresados. Queríamos abrir pa poder generar lucas. Pero después una vez abierto tu igual te relajai un poco, que llega gente y te hacís un poco más conocido. El tema es el momento previo, cuando estai armando el local. Cuando estay trabajando ya le dai no más.

 

¿Qué desmarca su negocio del resto de los que están acá? ¿Qué lo hace especial?

P: Mira yo creo que, es soberbio decirlo, pero la calidad humana que hay acá. El negocio es chiquitito, nosotros somos los dueños y estamos todo el día metidos acá preocupados de cualquier detalle. Nos sabemos los nombres de los clientes, sabemos que les gusta y cómo les gustan. Ser más detallistas. Quizás podís ir a otra cafetería donde no te conocen, no saben tus gustos, acá es como más personalizada la atención. Algo más cálido.

G: Creo que ahora ya está todo tan globalizado que todo debiese unirse. Por ejemplo nosotros somos amigos de una cafetería allá en Barrio Italia y todo el rato le tiramos gente pa allá y ellos nos tiran gente pa acá. Es que si estay solo y estay luchando, sorry, hay otra cafetería allá, otra por allá te podis ir a la… La idea es juntarse con más gente y entre todos luchar. Lo otro es la atención que al final la gente después de un momento se aburre del ambiente. Entre que sepan tu nombre y que sepan que quieres pedir, que te saluden bien

P: Y de pronto vai porque ya conocís a la persona y decís: chuta, vamos pa allá porque allá te atienden bien. Yo voy a un lugar muchas veces por la persona que me atiende más que, muchas veces, por el producto. También es bueno porque es la primera llegada.

G: Nosotros estamos haciendo lo mejor posible con el café, los pasteles, los menú o almuerzo. Estamos viendo cómo llegar a un punto en que digan: aquí las tostadas de campo con palta, con queso de cabra y un huevo pochado es lo mejor. Y así me desmarco del resto. Por el momento es hacer lo mejor posible con lo que se tiene. De a poco estamos incorporando semillas, miel, helados, waffles. Y si te gusta el café más intenso, se incorpora otro shot sin cobrarte como en otros lados.

 

¿Y quién se encarga de los almuerzos?

G: tenemos una cocinera

P: Es Ecuatoriana. Se llama María y es maravillosa. Al principio llegaba harta niña joven pero yo quería un perfil más como de señora que le diera ese sabor a la cremita, a la sopita, así como más casero. Y costó pero lo logré. Y me encanta. El otro día fuimos a La Vega juntas, es un siete. Aparte que cacha ene cosas, sabe hacer quiche, prepara unas cremas exquisitas. Lleva años trabajando en cocina, trabajó en Dominó. Tiene manejo y está adaptándose a nuestra cocina.

Nos estábamos fijando en la decoración. Es súper llamativa y acogedora

P: Es que es por la madera, por las luces le entregan una calidez. Igual por eso nos demoramos tanto.

G: La idea siempre era que hubiese greda, piedra laja, madera. Ese era el concepto que siempre quisimos. Y ahí vamos a ver cómo va cambiando. Los muebles los hice yo. Estuvimos igual harto rato trabajando acá.

P: Trabajamos los dos también. Al principio tuvimos unos maestros que nos hicieron la obra gruesa pero después todo lo que son los muebles fue el Gabriel solo. La idea después es hacer una especie de emporio. Queremos tener mantequilla clarificada, huevos de campo pa que la gente se lleve, pan, cosas así más naturales, verduras.

 

¿Y quién se encarga de la pastelería?

P: Tengo una amiga que prepara todo lo que es pastelería. Tiene una pequeña pyme y partió hace poco. Para poder reforzarnos entre ambas yo le compro los pasteles. Ahora estamos viendo el tema de hacer pasteles para diabéticos, tortas sin azúcar para ampliar un poco el rango de clientes. La idea es hacer algo más natural y saludable. La miel, por ejemplo, la hace mi suegra que es apicultora, así que es todo natural. Tenemos un yogurt natural con granola, polen, manzanas confitadas y la miel encima.

Para los que deseen conocer su variedad en cafecitos y cositas riquisimas que tienen, visiten su facebook: www.facebook.com/mercadosilvestre

Pamela Henriquez y Gabriel Sgorbini, dueños de Mercado Silvestre.

Antonio Bellet 53, Providencia. Santiago.

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