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Metro cosmos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Santiago, miércoles 19 de agosto 10:40 a.m. Subí al metro en la estación Pajaritos y tuve  la fortuna de encontrar un asiento vacío. Aquel asiento siempre había sido mi favorito; estaba pegado al vagón y mi cabeza quedaba en dirección al oscuro ventanal. Me senté y comencé a repasar lo que me esperaba para el resto del día; reuniones, apuntes y un par de clases. Mientras revisaba mentalmente lo que debía hacer dentro del día, me di cuenta que la oscuridad del ventanal del metro se parecía al cosmos. Siempre había visto fotos del universo y para mí aquel momento era estar inmerso en él. El sonido del metro se había ido, todo se había transformado en oscuridad acompañado del silencio más profundo que alguna vez haya experimentado. A lo lejos podía ver astros y constelaciones, algunos cometas se desplazaban a gran velocidad sobre el panel. De pronto, una estrella parecía acercarse a gran velocidad hacía mí; despendía colores azules y zumbaba como un zancudo. Comencé a perder la calma e intenté moverme pero mi cuerpo no reaccionaba. Súbitamente la estrella me impactó de lleno en el rostro, abrí mis ojos y volvió el ruido del metro “deje bajar antes de subir”. Mi rostro había sido estrellado por una cartera azul de una señora del metro. Hice una mueca, me levanté y salí al andén. Hasta el día de hoy no estoy muy seguro si estuve en el centro del universo, en un vagón del metro o simplemente fue un ataque de algún sueño oculto en el subconsciente.

 

 

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