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Puta vida

 

 

 

 

 

 

 

Hay días en que te levantas con el pie izquierdo aunque hayas tocado con ambos el suelo. 

Luego de apagar la alarma, te sientas en la cama y miras tus zapatos y piensas qué deberías hacer primero, y aunque en tu mente fue sólo un momento, en la vida real pasaron 15 minutos, por tanto tu día se atrasó y con ello la cadena de mala racha comienza.

 

¡Chucha! ¡Voy a llegar a tarde! Te levantas de un salto y chocas el dedo meñique de tu pie con la esquina de la cama: ¡PUTAAAAAAA! Dolor infinito. Sales, prendes el calefont (porque aún no tienes de esas maravillas automáticas) y corres al baño a ducharte. Pero! Se te olvidó la toalla. Filo, te bañas ultra rápido, sales y mojas todo. Te secas y vistes. ¿Desayuno? Me compro algo en el camino. Mientras te maquillas,cargas la app para ver si viene la micro (bendita tecnología!).

 

Calculas en tu mente que si sales a la hora adecuada y maravillosamente te toca un chofer Schumacher, llegarás a tiempo. ¡Hermoso! Micro en 5 minutos. Sales de tu pieza, pero te enganchas en la manilla de la puerta y rompes tu chaleco favorito. Mierda, seis años y muere así, ya no hay tiempo para cambiarse. Sales feliz porque la micro ya viene, pero por vez primera la aplicación de tu celular te falló, el paradero está ultra lleno y la micro ni cerca.

 

Aplicar plan B, metro. Pero tu bip no tiene carga, haces la fila y odias que la otra cola avance más rápido que la tuya, no quieres cambiarte porque piensas en la ley de Murphy. Lograste cargar, pero el puto validador te cobró pasaje adulto, por qué?!! Si aún me queda un mes de pase escolar, AAAAAH! Filo, tomas el metro luego de siete minutos, porque como es express tienes que esperar el color de tu estación. Te subes, eres una sardina más dentro del vagón y te resignas, porque entre más te resistas a la mala suerte, pareciera que todo va peor.

 

 

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