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Vecinos mala onda

    Esta semana he dormido como la callampa por diversas razones, pero anoche el temporal Godzilla me sonríó e hizo que algunos de mis pajerillos alumnos no fueran a clases, por lo que me pude ir un pelin más temprano (Gracias cabros). Pienso en el panorama que me espera: jugar un ratito, darme una ducha caliente y dormir hasta el día siguiente.

 

    ¿Qué hora es exactamente? 23:46 y la vecina de abajo consideró que era la hora idónea pa ponerse a martillar. La misma vecina que hace unas semanas me dio jugo porque con unos amiguitos nos vinimos a tomar una piscolita en la semana y la música se nos fue un pelín de las manos. La señora tiene niños chicos a su cargo y lo entendí, le pedí las disculpas pertinentes. Sin embargo, hueeeeeón, ¿qué será lo que le están martillando a esta hora y con tanta insistencia? CAAAAÁLLESE que no soy yo cuando ando con sueño.

 

Este #JuevesOdiar quiero volcar mi desprecio sobre los vecinos mala leche. 

 

     El domingo -y los últimos tres domingos- he despertado con el corazón en la mano porque la vecina del 32 parece que se compró pedazo de equipo de música y se le ocurre probarlo a todo tarro, a eso de las 10 de la mañana. A todo hocico suenan las canciones culiás de moda en las radios zorronas, su Lean On, su J Balvin (mijito rico, pero no tanto un domingo por la mañana, menos con caña. Si necesita' reggeaton dale.), Calvin Harris y esas manos. Terrible inconsciente con los pobres encañados -Cómo voy a ser la única en el edificio, digo yo?-.

 

    En el 33 hay una señora que tiene como cien poodle -los odio, son tan chillones y mamasanes-, todos con su respectivo chalequito rosado y una chasquilla patética que delata que seguramente ella no tiene hijos y reemplaza su necesidad con los caninos. A veces, cuando subo las escaleras, miro hacia arriba y las veo ahí con sus ojillos negros, estáticas, silenciosas. Me detengo a hacer una lucha de miradas con las perras, pero siempre termino perdiendo y los hago a un lado con un empujón disfrazado de cariñito con la mano. Los perros siempre están en el pasilo cuando vuelvo de la pega, porque la señora del 33 siempre anda sapeando con la presidenta de la junta acerca de cualquier mierda. Claramente ella es parte del comité de vigilancia.

 

     Me paso quejando en verdad pero si uno va a ser crítico tiene que partir por casa. Soy nueva en esto de tener vecinos, antes cuando vivía con la Generala vivía en una casa rodeada de fábrica así que no sé bien que clase de vecino soy; vivo en un último piso, imagino a la vecina de abajo chata con el zapateo de los fines de semana. Hace como un mes con los amiguitos nos juntamos a tomarnos unos copetitos y nos pusimos alegres. A eso de las 3 de la mañana estabamos raja bailando el mix Brasil nanananana danza la manivela y hueás. Cuando me echó la foca, la vecina de abajo me dijo que no había atado si carreteábamos el fin de semana, pero puede que nos hayamos aprovechado un poquito. En volá por eso no me devuleven el saludo cuando paso cerca de ellos mientras se fuman un cigarro en la puerta. Los únicos que siempre son buen ondi son los tatitas del 11, quizás porque son tan sordos que ni se enteran de la zorra que está quedando en el -penhouse- del cuarto piso. 

 

     Vivo con pánico de que me extiendan una cordial invitación a la reunión de vecinos pa hacerme un cara a cara, al estilo reality show, pa nominarme por convivencia. O directamente encontrarme con los defensores de la ley (???) en la puerta. De todas formas, si ocurre, tengo mis cartas bajo la manga, Gambito style, pa tirarselas encima a todas las viejas mañosas, especialmente a la señora que se la martillan todas las noches y la pseudo Dj amateur de la kamasú.

 

    Ahora, en volá me llamo a algunos amiguines pa combatir el fuego con fuego. Nunca faltan los prendidos y angustiados que llegan a carretear después de medianoche, un día de semana, ¿no? en volá tengo que cambiar de juntas xd

 

   ¿Tienes vecinos hinchapelotas? ¿Te reconoces a ti mismo/a como vecino hinchapelotas?

 

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